Compilación: 67 estudios demuestran que la teoría del contagio no tiene base científica
No hay evidencia empírica que haya demostrado la transmisión de enfermedades entre individuos. La transmisión es el supuesto fundamental sobre el que se basa la virología.
La teoría del contagio no tiene base científica. Decir esto implica que no hay evidencia empírica que haya demostrado la transmisión de enfermedades entre individuos. “La transmisión es el supuesto fundamental sobre el que se basa la virología. Sin prueba de transmisión, nada importa”, subraya una publicación de Substack que recoge una compilación en constante progreso sobre el tema.
“Es de crucial importancia para la comunidad anti-virus encontrar formas más fáciles de explicar la falacia de la virología. Dado que nadie necesita un laboratorio para evaluar si la transmisión es posible y que podemos observar este fenómeno nosotros mismos (razonamiento inductivo), éste es el eje de la virología”, afirman los autores del estudio, que reúne a varios profesionales del campo médico que reservan su identidad por razones obvias.
Afirmar que la teoría del contagio no tiene base científica es penalizado en la profesión médica oficial. Los médicos que revelan las aporías y falacias de la teoría de los gérmenes son ferozmente combatidos. El Dr. Thomas Cowan, por ejemplo, autor de “The Contagion Myth” y activo revelador de verdades no oficiales de la medicina, sufrió la revocación de su licencia.
Las personas en general dan por sentado que la transmisión de enfermedades de persona a persona ya ha sido comprobada, pero nada más lejos de la verdad. Por eso es importante enumerar los estudios revisados por pares que han fallado en verificar la teoría del contagio para demostrar que la virología es una pseudociencia. A continuación, una compilación (en inglés) publicada en la cuenta de Substack DPL que enumera estudios desde 1801 hasta 2022. Cada estudio es brevemente resumido y reenviado a su fuente original.
Ejemplo: Ben Killingley, 2022: Administró por vía intranasal a 36 personas lo que él consideraba virus Covid purificado. Los resultados: Nadie se enfermó.
67 estudios que refutan la teoría del contagio
Esta evidencia suele provocar al menos tres preguntas que es importante responder. Aquí un ensayo sumario, muy breve, de respuestas que demandan mayor desarrollo.
¿Por qué es importante resaltar que la teoría del contagio no tiene base científica?
Porque es un constructo pseudocientífico con fines políticos y comerciales. La aceptación masiva, COMO HECHO COMPROBADO, de que las enfermedades se transmiten de persona a persona, es el punto de partida de la “pandemia” del Covid 19 como operación manipulación masiva. El núcleo del engaño es un concepto tóxico, políticamente motivado: los seres humanos son biológicamente peligrosos, la interacción social es malsana, se propagan patógenos a través del tacto y la respiración. La experiencia y la investigación empírica desmiente que el contagio sea un fenómeno verificable, mucho menos lineal y mecánico, en la vida de las personas. La noción de contagio es una operación psicológica. Coordinada con acontecimientos que le otorgan verosimilitud, se vuelve creíble. Es cuando dinamita los lazos que conforman el tejido social, familiar y comunitario, creando miedo al prójimo, acusaciones cruzadas y tornando creíble la idea de que ciertos seres humanos son culpables por la enfermedad y la muerte de sus semejantes. Es importante resaltar que si la teoría del contagio no se verifica, se caen todos sus derivados lógicos: las mascarillas, cuarentenas, limitaciones al movimiento y otras medidas de “distanciamiento social”.¿Y si el contagio no es realidad, por qué es tan extendida la creencia en la transmisión de enfermedades?
Porque sufrimos décadas de bombardeo (política y económicamente motivado) en torno a la teoría del contagio, y porque la noción explica EN APARIENCIA fenómenos de la vida cotidiana. La teoría del contagio es un derivado de la teoría de los gérmenes, que atribuye a microorganismos (virus y bacterias) la aparición de enfermedades.
La teoría de los gérmenes es más que nada un plan de negocios de la corporación médico-farmacéutica. El dogma comercial reza así: “Las enfermedades son causadas por gérmenes, que se eliminan con drogas y se previenen con vacunas”. Sin embargo, el sustento científico de la teoría de los gérmenes también está ampliamente cuestionado. Su prueba de oro sería aplicar los protocolos de Koch o de River, es decir, inocular un “germen” a un organismo sano y verificar que efectivamente éste se enferma. Estos protocolos fracasan cuando se ensayan (un ejemplo sería el estudio citado de Ben Killinsgey) y normalmente no se aplican.
Explicaciones alternativas a la teoría de los gérmenes provienen de la toxicología, la medicina integrativa y otros abordajes de la relación salud-enfermedad. Las enfermedades no son consecuencia del ataque de “gérmenes”, sino de dos posibles variables: toxicidad o deficiencia. Ante una exposición a fuentes de toxicidad (agua, alimentos o ambiente contaminado, temperaturas extremas, emociones negativas) o ante cierta deficiencia (nutricional, de sol y aire puro, afectiva), los seres vivientes a veces experimentan distintos trastornos, entre ellos, una multiplicación de microorganismos que los virólogos interpretan como causantes de la enfermedad. Pero esos fenómenos con CONSECUENCIA de la enfermedad y no su causa.
El contagio “explica” fenómenos observables a simple vista, como la aparición de brotes de paperas en un mismo grupo de niños, o como el hecho de que personas de una misma familia se enfermen simultáneamente.¿Y si las enfermedades no se contagian, por qué vemos que a veces miembros de una misma familia o grupo se enferman simultáneamente?
Por la exposición a las mismas fuentes de toxicidad o deficiencia. Ejemplo: durante el inicio del periodo invernal, los miembros de una familia pueden enfermarse de gripe simultáneamente, o con diferencia de pocos días. Una superstición extendida, acorde con la teoría del contagio, es que uno de los miembros “agarró” la gripe afuera y luego “se la pasó” al resto de la familia. Otra explicación, que descarta el fenómeno del “contagio” es que, ante la exposición a bajas temperaturas propias de la temporada, los miembros de la familia se fueron engripando cada cual a su turno, pero esto no implica que se hayan “transmitido un patógeno” de persona a persona.
La respuestas pueden ser mucho más amplias y complejas.
No confundir el “contagio” como fenómeno teórico natural, con el “desprendimiento”, es decir, la contaminación cruzada entre individuos vacunados y no vacunados de las sustancias/tecnologías que contienen los inóculos Covid. Ese es otro debate.